Six Strings. [Libre]

Había terminado mi jornada laboral del día, ya estaba anocheciendo y estaba realmente cansado, los últimos días no había tenido nada de tiempo para mi y todo lo había dedicado al trabajo.
Recorrí los pasillos tranquilamente, mirando cada puerta que había en estos, a veces cruzándome con algunos de los estudiantes, pero nada fuera de lo normal.
Me detuve sin pensarlo frente a una de las puertas, la del salón de música. Había entrado sólo una vez a este salón, ya que no tenía nada que ver con mi materia o trabajo, y no necesitaba entrar allí por ninguna razón. Varios recuerdos vinieron a mi mente, de años atrás, en los que tenía una banda y lo único que hacía todo el día era tocar guitarra, algo que disfrutaba muchísimo. Casi sin dudarlo entré en aquél salón, lleno de instrumentos por doquier, y pude rápidamente divisar una guitarra, con una sonrisa me acerqué, y sentándome en una de las sillas del lugar comencé a tocar primero algunos acordes sueltos, sin saber muy bien si podría tocar una canción, pero luego de un momento lo intenté, posicionando mis dedos para tocar una vieja canción de mi banda, Reila. - Deatte kara dore dake onaji kizu wo oi... -

Ese día no había tenido muchas horas de trabajo por lo cual no estaba tan cansado como podían estar otros maestros de la institución así que aun estaba ahí vagando por los pasillos de vez de volver a mi habitación. Mis pasos eran los únicos que podía escuchar en mi desierto caminar, estaba demasiado tranquilo todo y me era agradable aunque después de unos minutos al estar ya cerca del salón de música en donde impartía mis clases escuche los sonidos de unos acordes en guitarra ¿Quién podía ser que estuviera en esas horas ahí? No me decía por entrar pero al final cuando escuche como una canción era formada con el instrumento y después vino la voz apoye mi mano en la puerta para abrirla sin hacer ruido.

Me quede ahí en la entrada al ver al hombre quien hacia tan tranquila y agradable música. Se veía demasiado concentrado y disfrutando de ello que no me atreví a decir algo, solo le escuchaba con suma curiosidad a la vez que apoyaba un poco mi cuerpo hacia la pared pensando en quien podía ser el hombre que tocaba la guitarra creía haberlo visto por ahí ¿Un maestro tal vez? Sí era lo más probable por la edad que podía deducir que tenía pero bueno tampoco es que fuera tan viejo...¡Ah! Kaya estas exagerando y haciendo un gran lío con esto.

Sin percatarme de la nueva presencia que había en el salón, seguí tocando aquella calmada canción que recordaba a la perfección, aún si no la había interpretado u oído por años.
Mi voz no subía de tono, cantando casi en un susurro, ya que no era ningún cantante o algo parecido. El estribillo de la canción llegó, y mi voz, emulando a la de mi cantante, se elevó - Reila... Rei... - Justo al haber comenzado en el estribillo, mi mirada se levantó de mi guitarra para mirar al frente, notando la presencia de alguien más en el salón, deteniéndome al instante de cantar y tocar, un poco avergonzado por la situación.
Reconocí al instante la figura que se encontraba contra la pared, sabía que era el profesor que daba clases en este mismo salón, ya que mi memoria, para cosas inútiles, era muy buena.
- Disculpe mi actitud, no debí entrar a su salón. - Me disculpé rápidamente a la vez que me ponía de pie y dejaba la guitarra en su correspondiente soporte, dedicándole una reverencia de despedida a aquél profesor, dirigiendo mis pasos hacia la puerta de salida.

La tranquilidad que se estaba formando era muy agradable, tenía un gran talento ese hombre y eso me fascinaba que no quería parar de escuchar pero al final de todas formas ocurrió cuando se percato de mi presencia. Parecía avergonzado por la situación y no entendía el porque ya que solo había querido disfrutar de tocar música y de esta no había que avergonzarse no muchos podían tener el don de tocar algún instrumento o cantar y él tenia mucho potencia. Negué cuando dijo esas palabras a la vez que lo veía caminar hacia la salida, al momento de tenerlo a mi lado lo de tuve en un suave agarre por el brazo.

- No era necesario que se disculpara –mi voz salio suave mientras una sonrisa se instalaba en mi rostro- puede seguir tocando con confianza no me he enojado por esto. Se nota que le gusta y puede venir cuando desee a tomar algún instrumento y hacerlo -solté su brazo algo avergonzado al ver que aun lo tenia a sujetado y seguí hablando- déjeme decirle que tiene mucho talento ¿Toca desde hace mucho?-pregunte con suma curiosidad, todo lo que vendría de la música me interesaba.

Llegué a la salida y abrí la puerta del salón, decidiéndome a retirarme del lugar, sentí una delicada mano tomando uno de mis brazos, por lo que me volteé al instante, volviendo a ver a aquél profesor, que esperaba que en cualquier momento me regañase, aunque su mirada se viera completamente tranquila.

Y así, sus palabras correspondieron su mirada y no pude evitar sonreír y hacer una pequeña reverencia en muestra de mi agradecimiento - Muchas gracias... - Oí apenas unos segundos después de mi respuesta, un lindo halago y una pregunta, la cual pensé un poco antes de responder - Uhm... Hace mucho no toco, años... - Me encogí de hombros, respondiendo sinceramente, ya que tocar realmente, no lo hacía hace años.

Me decidí a cerrar la puerta, y mirar expectante a aquél profesor. No sabía muy bien por qué me estaba quedando en aquél lugar, quizás porque el lugar era confortable, y la persona que estaba allí era bastante amable conmigo, algo que no se solía encontrar en la mayoría de la gente, que solía ser burda y grosera.

Me di cuenta, apenas unos segundos después de que no conocía el nombre del tan extravagante profesor, por lo que le extendí una mano, presentándome, esperando que él lo haga momentos después - Soy profesor de biología, Shiroyama Yuu. Dígame Aoi, por favor. Un gusto. -

Miraba expectante al hombre que estaba a mi lado ¿Se iría o se quedaría? Tenía por alguna extraña razón unas enorme ansias producto a que deseaba que respondiera a la pregunta que le hice, todo lo que estuviera relacionado con la música me ponía así, debería de comenzar a controlar eso si no un día terminaría mal parado.

Después de unos segundos esperando alguna señal de él , me sonrió a la vez que hacia una pequeña reverencia agradeciéndome. Yo solo negué sonriendole ya que no había porque hacerlo pues la sala y los instrumentos a fin de cuentas pertenecía a la institución.

- No hay de que así que ya sabe cuando lo desee puede venir –juguetee con un mechón de mi cabello- ¿Hace años? Vaya pero no ha perdido la practica lo hace demasiado bien –comencé a caminar hasta donde dejo el instrumento y al estar ya donde él me gire la ver como cerraba la puerta.

Toque unas cuantas cuerdas al aire de esa guitarra y después la tome entre mis delicada manos volviendo el camino hacia el maestro al cual le dedique una nueva sonrisa mientras tomaba su mano tan solos unos segundos para extenderle el instrumento.

- Un gusto Shiroyama-san, soy Kaya ¿Sería tan amable de volver a tocar para que este profesor de música se vuelva a deleitar?

Desvié la mirada y negué con una sonrisa ante su halago. No es que tuviese baja autoestima, pero ante un halago siempre me mostraba de esa forma. - Toco como lo hace cualquiera... - Volví a mirarlo, encogiéndome de hombros aún con la misma sonrisa en mi rostro.

Miré atento cómo jugaba con el instrumento, acercándome con mis manos en mis bolsillos hacia él, mirándolo extrañado en cuanto me extendió aquél instrumento, quitando mis manos de mis bolsillos con algo de duda antes de tomar la guitarra, sin saber muy bien qué hacer con ella hasta oír sus palabras.

- Un gusto, Kaya-san... - Reí suavemente, algo divertido por sus palabras - No es necesario exagerar... pero si usted lo pide, supongo que sí. -Asentí, dirigiéndome de nuevo a la silla en la que me encontraba minutos antes, sentándome en esta y acomodando la guitarra sobre mi, antes de retomar los acordes de la canción que había dejado de tocar.

Sonreí por lo que dijo y negué con suavidad sin despegar la vista de él ¿Tocar cómo lo hace cualquiera? Nadie toca igual, todos tienen su estilos propios y que decir que algunos lo hacen sólo para impresionar y otros porque en verdad les gusta, él mayor si que parecía que le agradaba bastante tocar.

- No diga eso, no toca como cualquiera. A usted se le nota que le gusta, otra gente solo lo hace por conveniencia y eso no es bueno –susurre con tranquilidad sujetando mejor la guitarra mientras esperaba que la tomara.

Cuando lo hizo soltó una suave risa, alce un poco una de mis cejas al momento en que dijo que exageraba y la verdad no creía hacerlo, ese hombre tenía un don que no muchos poseían, pero no le dije nada me mantuve en silencio viendo cada uno de sus movimientos.

Se acomodo en la silla que antes había usado comenzando a retomar aquella canción que dejo a media y me acerque a él recargándome en un estante cercano a la vez que cerraba los ojos con tranquilidad.