Accidente~ [Libre]

Ya estaba terminando las ultimas horas de la jornada educativa y como era de esperarse, estaba en mis horas de trabajo controlando los últimos minutos de un partido de fútbol que se estaban llevando a cabo en las canchas de la instalación. Unos cuatro minutos antes de que terminara la clase, un chico había sido mal herido a propósito a causa de la mala intención de uno de sus compañeros. Instantáneamente yo salí a relucir, mandando a aquel chico directamente a superiores así le daban el debido castigo por aquel gran problema en el cual se había metido. Había ordenado a los demás alumnos que ya se vayan yendo, ya que con el poco tiempo que restaba no era lógico que los deje esperando. Yo, mientras tanto, me dediqué a llevar al pobre joven a la enfermería lo antes posible, ya que este se veía bastante grave.
Al llegar al lugar, entré a unas de las habitaciones de la enfermería, dejando al chico sobre una cama y así salir y buscar a una de las enfermeras que por lo visto no se encontraba por la zona. Luego de unos minutos pude localizarla tomando un café en la cafetería. Le transmití aquella desgracia y esta dejó todo lo que estaba haciendo para dirigirse rápidamente hacia el lugar, mientras que yo le seguía unos pasos más atrás.
Ya estando allí, la enfermera, al ver el estado del chico, me ordenó que me quedara esperando en la sala de consultas. Asentí con la cabeza y proseguí a salir de la habitación, y sin nada más que hacer, me quedé observando los típicos anuncios sobre remedios y enfermedades que habría que cualquier sala de un hospital, mientras presenciaba la entrada y salida de otras enfermeras y doctores que por lo visto habían sido llamados por aquella muchacha.

Caminaba por los pasillos, otra vez me había sentido atormentado y había cortado mi cuerpo con un vidrio del tubo de ensayo que sin querer quebré en el laboratorio, me dirigía a paso lento, me sentía mareado, por lo que mis pasos eran vacilantes y mis manos estaban manchadas con sangre.
"Esta vez me he pasado" Sonreí irónico ante mi pensamiento, siempre lo decía, sin embargo, lo volvía a hacer.

Llegué a la enfermería, por estas horas seguramente estaría solitaria como era la costumbre, ya que las enfermeras salían a la cafetería a comer algo, eso era lo mejor, así nadie notaba nada, siempre daba tontas excusas de los vendajes manchados que llevaba en las muñecas. Mi sorpresa fue al encontrarme con alguien en la sala de consultas "Un profesor?" pensé, mi vista algo nublada no me permitió reconocerlo bien. Me senté o más bien tiré sobre la silla causando que esta sonara contra la pared, no pretendía que nadie notara nada, por lo que escondí mis manos entre mis piernas encorbándome hacia adelante, suspiré sonoramente al notar como pequeñas gotitas carmesí pintaban el blanco piso de la enfermería.

Tenía pensado quedarme todo el tiempo necesario hasta tener buenas noticias de aquel chico, pero la verdad es que ya se estaba haciendo demasiado largo el asunto y aún no recibía buenas noticias de este. bajé la vista cerrando los ojos, lancé un largo y profundo suspiro, el cual fue interrumpido por el estruendo causado por una silla contra una pared. Como era de esperarse, instintivamente giré mi cabeza para poder localizar de donde había venido aquel ruido, y para su sorpresa, se encontró con un joven. Nunca antes le había visto por sus clases, pero daba la apariencia de que era un estudiante. La verdad es que me había sorprendido bastante esto, no había sentido cuando este entró, dándome cuenta de lo volado que estaba en esos momentos. Lancé nuevamente un suspiro y volví mi mirada algo disimulada hacia este. Fue allí cuando pude notar aquellas pequeñas manchas de sangre carmesí en el suelo. Ya no me importaba disimular, me giré y como uno de los encargados de la seguridad de los estudiantes me atreví a preguntar ya que este no parecía encontrarse del todo afectado por esto: -¿estás bien?...¿Necesitas que te ayude en algo?- Dije algo preocupado, por que tal veía, parecía estar bastante herido. Me acerqué a este quedando frente a frente, y me agaché para estar más o menos la la misma altura, observando como este escondía sus manos, manchando aún más sus ropas de sangre. Llevé nuevamente mi vista hacia el rostro del chico, notando lo pálido que se encontraba, para luego quedarle mirando fijamente a los ojos, esperando su respuesta.

Escuché su pregunta dando un suspiro, no le reconocí, seguro y era algún profesor nuevo.
- Estoy bien - respondí firme y seguro, sonriendo. Pero al parecer mis palabras no llegaron a sus oídos, ya que seguía mirándome con esa expresión preocupada.
Si levantaba mis manos claramente notaría que no estaba "bien" como aseguraba, sin embargo toqué su cálida mano con el frío de mi piel.
Oí como la enfermera le llamaba, no distinguí su nombre o algo sobre él, ya que en el momento en que se giró, yo estaba en el pasillo, viendo aquel cuadro de ese niño.