Entre la luz y la oscuridad~ [libre]

Ya había terminado hace rato mi tiempo de trabajo. No tenía mucho que hacer, ya había completado las planillas y demás en el entreturno del mediodía y para colmo ya comenzaba a aburrirme. Comencé a caminar, sin rumbo alguno por la escuela, observando las actividades de los alumnos y de los profesores. Todos parecían divertirse, pero la verdad es que no tenía muchas ganas de entrar en el barullo, así que simplemente seguí por mi camino. Luego de un rato largo, lancé un profundo suspiro mientras caminaba con mis manos en los bolsillos. Pero, para mi suerte, al levantar la vista, pude darme cuenta de que había llegado a la sala de arte. Miré para ambos lados, observando que no haya nadie a mis alrededores, para luego dedicarme a probar si la puerta estaba cerrada o abierta. Gracias a Dios esta se abrió, abrí lentamente la puerta y encendí la luz. Se notaba que el lugar estaba bien cuidado, como era de esperarse. Habían dejado sobre unas mesas unos pocos de pintura y pinceles...Me acerqué a ellos y los tomé con ambas manos observando de mejor manera estos. Me quedé un rato pensativo, con los objetos en mi mano, hasta que me decidí pintar algo ya que hacía mucho tiempo que no le dedicaba ese tiempo al arte. Dejé aquellas cosas nuevamente en la mesa, y comencé a buscar algún caballete y un lienzo para poder comenzar a pintar. Ya luego de un rato de búsqueda, casi dándome por vencido, abrí el ultimo armario que quedaba en el lugar, para mi sorpresa, allí estaban todo lo que necesitaba, así que tomé aquello y me acomodé en un rincón con los materiales, acomodándolo uno por uno, comencé a hacer los bocetos de lo que supuestamente iba a ser una rosa. Pero, para mi desgracia, transcurrido la media hora hubo un corte de luz, decidí acomodarme cerca de una ventana, abriéndola, me puse nuevamente en lo que estaba, forzando cada vez más mi vista ya que el sol ya se estaba ocultando y la oscuridad se estaba haciendo presente.

No podía permitir que entrara en mi territorio so -yaoming

Un poco de blanco, mezclado con azul y algo de morado, una pincelada por acá, una pincelada por allá, ¡oh, cuanto disfrutaba de imaginarse, o tratar de recordar a su perspectiva el bello puente de Londres y sus alrededores! Sentado junto a la ventana de su desordenada habitación, gozaba de la luz que le dejaba seguir su pasatiempo, a pesar de que, sabía que esta pronto dejaría de verse por unos momentos. El agua era lo que pintaba, sintiendo los pequeños oleajes que hacía la luna a esta, en su propia hoja, donde una luna llena hacía del paisaje algo más común, pero misterioso.

Algo, algo faltaba. "¿Qué? ¿Qué es lo que falta?" se preguntó en su mente, una y otra vez viendo su paisaje, parecía sin vida, necesitaba detalles de brillo y oscuridad, luz y sombras, los efectos de la luz de la luna en el agua.
Se levantó, y encaminó a su salón de artes, donde tenía todo lo necesario para hacer de las suyas y seguir con lo que hacía, las luces de los pasillos estaban prendidas, pero su mirada iba con el crepúsculo presente.
Por sorpresa le tomó que, de la nada, se apagara todo, y sólo el anaranjado brillo quedara.

-Are you kidding?! ¡¿Un apagón justo ahora?! -se dijo para sí mismo, resoplando molesto por el hecho de que su obra sería más difícil de hacer. Mas no hizo escándalo, y siguió por el pasillo hasta el salón.
Ahí, abrió la puerta y se dirigió rápidamente a la mesa donde había dejado sus pinceles de puntas más finas, los cuales, no se encontraban-. ¿Eh? Pero los dejé aquí cuando me fui...-murmuró para sí mismo, mirando que no estuvieran tirados en el piso. Alzó la cabeza otra vez, pensando en ir a buscar a los cajones, cuando el susto de su vida tuvo al no notar que alguien más estaba en su salón.

Su corazón saltó del miedo e impresión, dando un leve sonido sorpresivo que salió de su boca. Sus ojos estaban abiertos en demasía, y su rostro era de total sorpresa y espanto por su distracción.
Se tranquilizó, dando un suspiro de alivio con una mano en su pecho, y observó que, precisamente, esa persona tenía sus pinceles. No quiso parecer mal educado y pedirle sus pinceles así como así, pero los quería-. Ahm... ¿Le falta mucho para terminar de ocuparlos? -intentó sonar lo menos desagradable, y lo más tranquilo posible, volviendo su rostro neutral.